Killzone fue uno de los juegos de acción con perspectiva en primera persona (shooters subjetivos) de mayor éxito para PlayStation 2. Desde que se anunció que su secuela vería la luz para PlayStation 3, la expectación fue máxima, sobre todo después de la publicación de un vídeo que parecía más una película que un videojuego.
Es evidente que la originalidad no es la gran virtud de esta aventura, su verdadero punto fuerte es la calidad que se le ha imprimido a todos y cada uno de sus aspectos: desde los gráficos (de los mejores que se han visto en PS3) y la envolvente banda sonora hasta el modo multijugador o la variedad del desarrollo (múltiples objetivos, diversas formas de conseguirlos, fases con vehículos...), algo muy a tener en cuenta en un género tan explotado como las "aventuras de tiros".
En solitario, nos convertimos en Sev, un soldado de la unidad de Fuerzas Especiales conocida como el pelotón Alpha que cuenta con un pelotón de élite a sus espaldas. En su pellejo habrá que enfrentarse a los Helghast a lo largo de 10 misiones, poniéndose a cubierto y respondiendo al fuego enemigo; que tiene todo tipo de armas y vehículos devastadores.
En el modo multijugador online para hasta 32 jugadores, que compensa la relativamente corta duración del modo campaña individual, nos unimos a otros usuarios para ir a la Zona de guerra: un conjunto de juegos diseñados específicamente para este modo, donde el trabajo en equipo es la clave para asegurar los objetivos del combate.
Hay muchos juegos con atmósfera de ciencia ficción, hay muchos con armas superdestructivas, muchos con perspectiva subjetiva, muchos que hablan de guerras contra alienígenas, pero muy pocos reúnen todo eso ofreciendo un producto de calidad. Killzone 2 forma parte de esa minoría.
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